Vengo aquí,
a reclamar como mía
esta derrota.
A que le eches
más saliva
a esta herida.
De los pasos
que se me escurren
en tu búsqueda,
en los bares perdidos
de algún rincón.
Que no me hizo falta
ningún trago
pa’ olvidarte.
O al menos,
eso era
lo que creía yo.
Mientras llenaba mi cabeza
de equipaje.
De horarios interrumpidos
en un salón.
De más fracasos coleccionables,
en las mensualidades
de mi corazón.
Quizás,
tenías una coraza infranqueable.
o simplemente
no creías en el amor.
En una minúscula propuesta
se han transformado
los retazos desdeñados
de algo que ahora
carece de valor.
Se repite este eco silente,
que se ha quedado
huérfano de espera
petrificado en este rincón.
Esta obra cuyo autor es Noemí Quesada está bajo una licencia de Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional de Creative Commons.
Mucho temple pieds nus!!!, ya que las derrotas siempre son huérfanas.
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Cuánta razón tienes… 🙂
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