Casi no me miras a la cara, pero no hace falta. Yo sé cómo te quiere, que te dice que te ama, que eres lo mejor que ha pasado en su vida. Que te lleva flores cuando menos te lo esperas. Que muy a menudo prepara tu cena favorita. Que te escucha y te consuela, en esos momentos en los que te hace falta, y se convierte en un héroe sin capa. Sé, que de su mano, ves el mundo de otra manera. Que se ha inventado contigo patrias nuevas, donde ustedes gobiernan y te ha puesto una corona preciosa en la cabeza. Probablemente te sientas invencible, y eso, nena, es una pasada.
Que te has dejado crecer el pelo y la sonrisa, porque así te ves más guapa, eso les dices. Has ligado una expresión de felicidad tras otra, para que él tire de esa cadena cuando estáis en la cama. Para que llegue mejor a susurrarte «eres mía», y a ti se te moje y empañe de amor el alma.
Y yo te pido, que no te engañes, que no te distraigas. Que a mí no hace falta que me mires, que yo también, una vez conquisté, lo que ahora esconde tu mirada.
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